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Ayuntamiento de la Villa de San Adrián (Navarra)
En esta plaza (y en las calles aledañas) se levantaba una de las primeras fábricas de nuestra villa: Industrias Muerza. Fundada en 1875, era uno de los bastiones de la economía de San Adrián, pues la industria conservera fue el motor que impulsó el desarrollo de nuestra sociedad.
Hay que tener en cuenta que San Adrián pasó de tener 946 habitantes a comienzos del siglo XX a contar con un total de 5.390 a finales del mismo, lo que demuestra que la conserva triplicó el volumen de habitantes de la villa.
La empresa estaba regentada por la familia Muerza, especialmente por uno de los hijos: Fructuoso. Industrias Muerza contaba con un total de 370 empleados, que se encargaban de recolectar, limpiar, trocear, condimentar y enlatar los productos destinados a la venta: espárrago, melocotón, etc.
A día de hoy, todavía se conserva una de sus señas de identidad: su chimenea. Se tardaron 31 días en levantar los 31 metros de los que consta.
Los adrianeses llamamos a este lugar “plaza de la Chimenea” de forma castiza y cariñosa, reduciendo tantos años de Historia a su emblema más conocido.
Centro neurálgico de nuestra villa, ha sido durante muchos años el “corazón” de San Adrián. Aquí se levantaba una ermita dedicada a nuestro Patrón.
Según la leyenda, en el siglo XII, doña Urraca, hija de Alfonso VII, pasaba por aquí y entró a orar. La ilustre dama adolecía de un mal en su vista y, tras su paso por la ermita, salió curada. En agradecimiento, donó a la villa una arqueta de madera que contenía huesos de mártires de las catacumbas de Roma. Los habitantes agradecieron mucho su gesto y, a día de hoy, celebramos la semana grande de nuestras fiestas en honor a las Santas Reliquias (del 24 al 30 de julio).
Con el devenir de los siglos, aquí se levantó el edificio del ayuntamiento (que databa de 1840) pero, en 1976, debido a su estado ruinoso, se decidió demolerlo para levantar uno nuevo más moderno. Al realizar la obra, salieron a la luz diversos huesos, seguramente provenientes de los enterramientos de aquella vieja ermita.
El 24 de julio de 1977 se inauguraba la nueva casa consistorial, que alojó las dependencias del ayuntamiento hasta el año 1993. En esta fecha, viendo que el edificio se había quedado pequeño para una población que iba en aumento, se decidió trasladar el consistorio hasta lo que había sido la mansión de don Celso Muerza.
En este emplazamiento existió una pared donde se jugaba a la pelota, por lo que, en el vocabulario habitual de los adrianeses, esta plaza se llama coloquialmente “El Rebote”.
Estamos en la parte más antigua de nuestro pueblo. Aquí se levantaba un castillo (cuyas ruinas eran visibles todavía a mitad del siglo XX) y podemos observar los dos edificios más emblemáticos.
En primer lugar, la vieja casa-palacio de Marichalar, así llamada por el apellido de quienes fueron sus últimos moradores.
Cuenta con unos sótanos (presumiblemente del siglo XVIII), planta baja, primera planta y altos. Su tamaño completo sólo puede verse desde su parte trasera, debido al desnivel del terreno. En su interior, se guardaban un trujal de aceite y una prensa de uva. En los sótanos, albergaba una cuba de vino con capacidad para 32.000 litros (una de las mayores del país).
En su fachada ostenta un escudo de armas con el apellido Lapedriza. Actualmente, es un edificio privado.
En segundo lugar, la antigua parroquia de San Adrián, que comenzó su construcción en el siglo XVI. En su fachada puede verse la efigie de nuestro Patrón y una vidriera que contiene una palma y una llave (la primera es el símbolo del martirio, del que fue víctima San Adrián; la segunda es debida a la profesión del Santo: jefe de carceleros). Antes de su reforma, sobre la puerta podía leerse la inscripción “Ésta es la casa de Dios y la puerta del Cielo”.
La torre de la iglesia comenzó a construirse en 1577. Se compone de cuatro cuerpos (los dos primeros, rectangulares; los otros dos, octogonales).
En su interior, contamos con una nave de más de 20 metros de largo por casi 7,5 de ancho.
El altar mayor está presidido por la imagen de nuestro Patrón. A los lados del sagrario, se hallan cuatro imágenes de los Evangelistas: san Mateo, san Juan, san Marcos y san Lucas.
El primer cuerpo del retablo está dedicado a dos episodios de la Pasión de Cristo: la oración del huerto y el prendimiento.
El segundo cuerpo está dedicado a San Adrián. En el lado izquierdo, podemos ver el momento en que presentan a Santa Natalia (esposa de San Adrián) las manos amputadas de su marido, debido al martirio al que fue sometido. En el lado derecho, observamos la visita de Santa Natalia a la cárcel para ver a su marido.
El tercer cuerpo está presidido por la imagen de la Asunción de Nuestra Señora, siendo coronada por los ángeles. A ambos lados, observamos escenas de la vida de la Virgen. A la izquierda, la visitación de María a su prima santa Isabel. A la derecha, la Anunciación del ángel san Gabriel.
El retablo está coronado por un Calvario. Cristo, crucificado en el centro, acompañado por la Virgen María y por San Juan.
A lo largo de la iglesia, podemos ver diferentes capillas, de tamaño pequeño, que contienen otros tantos retablos, dedicados a San Pablo, San Pedro, San Ramón Nonato, San José, la Inmaculada y Cristo crucificado.
En la parte superior trasera del templo, contamos con un coro (cuyos asientos representan a los apóstoles y otros Santos) y un órgano que data del año 1884.
La Casa Consistorial está ubicada en la antigua mansión de don Celso Muerza Garbayo, Comendador de la Orden de San Silvestre Papa, Hijo Predilecto de nuestra villa y Alcalde Honorario de la misma.
Heredero de la famosa Industrias Muerza, ni casó ni tuvo descendencia. Se propuso destinar todos sus bienes para construir el asilo y la nueva parroquia de San Adrián.
En el año 1994, se trasladaron las dependencias del ayuntamiento a este edificio, que en sus orígenes se llamaba “Villa Garbayo”.
Aquí están Alcaldía y las oficinas administrativas del Gobierno de nuestra Villa. Cuando se inauguró el edificio renovado, también se contaba aquí con las dependencias de la Policía Municipal.
En los jardines delanteros del edificio, se conserva una estatua que lo recuerda.
Don Celso Muerza planeó la construcción de este edificio en 1954, pero no se inauguró hasta diciembre de 1968, con un coste total de 16 millones de pesetas.
La primera piedra se colocó el 30 de enero de 1955 y se incluyó una “cápsula del tiempo” con algún periódico y otros objetos de la época.
En el interior del templo se guarda la arqueta de las Santas Reliquias bajo el altar mayor.
Cuando se inauguró, estaba presidida por un Cristo de madera, de estilo moderno, que hoy está ubicado a la izquierda de la nave. El retablo nos muestra a la Patrona de la villa, la Virgen de la Palma, y, en una vidriera, el momento de la donación de las Reliquias por doña Urraca. En los extremos del retablo, encontramos unas imágenes de San Francisco de Javier y de San Adrián.
En el año 2018, coincidiendo con el 50º aniversario de su inauguración, se realizaron diversas obras de rehabilitación y acondicionamiento del templo: se pintaron las paredes y el techo y se colocaron imágenes en los rosetones de las paredes. El de la izquierda de la nave, está dedicado a la Virgen María (con imágenes de su Vida: la Anunciación, el Portal de Belén, las bodas de Caná, la Asunción, Pentecostés, etc). El de la derecha, está dedicado a Santos navarros o que tienen relación con nuestro pueblo (San Adrián, San Francisco de Javier, San Fermín, Santa Gema Galgani, San Virila y Santa Victoria María Vicuña) El rosetón del coro está dedicado a Jesucristo, con imágenes alusivas a su Vida (su Nacimiento, su Crucifixión, su Evangelización, etc).
En la capilla de la derecha, se encuentra la pila bautismal.
En la capilla de la izquierda, encontramos la tumba de don Celso Muerza frente a un altar con la Virgen del Pilar y San Isidro.
En la parte trasera del templo, contamos con las imágenes de Santa Gema Galgani y San Gabriel de la Dolorosa.
La otra obra de don Celso Muerza destinada al pueblo, comenzó su construcción en 1947.
En honor a sus padres, don Celso llamó a este edificio Asilo de san Máximo y santa Celestina.
Ahora abandonado, el lugar ocupa 120m2 de sótano y 720m2 entre las plantas primera y segunda. Contaba con capilla, aulas, comedores, guardería, baños y patio.
Estuvo regentado por monjas hasta 1975.
Actualmente, es propiedad de la Iglesia.
Contar la historia de San Adrián sin solaparla con la de la industria conservera en la localidad es, simplemente, imposible. El impresionante desarrollo industrial en San Adrián, a finales del siglo XIX y principios del XX, cambió por completo la villa: su economía, su desarrollo urbanístico y su población crecieron a un ritmo inesperado.
Gracias a la colaboración, la pasión y los recuerdos de los habitantes de San Adrián, este museo ha conseguido que la historia de la conserva se cuente en primera persona. La exposición busca que cada uno de los visitantes sea capaz de reconocer el trabajo de aquellas personas que un día, sin saberlo, apostaron porque San Adrián fuera el que hoy en día conocemos.
Tecnología, audiovisuales y exposición se funden en una combinación perfecta para transportarnos a la pequeña villa navarra que comenzaba su larga y firme andadura en el mundo de las conservas vegetales.